sábado, 21 de agosto de 2010



A mediados de mayo de 2010 salió en la Argentina a la venta por Sudamericana El Exilio de Hitler y un mes después se hizo en España el lanzamiento por la editorial Absalon, con el intento de cubrir el mercado hispano hablante.

Lamentablemente yo fui una, entre otros miles, que compró el libro. Y estoy muy enojada porque el libro es una afrenta a los que saben de ese tema. Bueno, seremos pocos, pero puedo decir que soy una historiadora seria y consultora en programas televisivos y periodísticos rusos cuando se trata el tema de Hitler.

Tras haber leído medio centenar de notas o comentarios publicados en la red, casi todos parte de un paquete publicitario pago, como se estila hoy en la red para los lanzamientos editoriales, me siento aún más ofendida y estafada en calidad de simple de lectora porque los editors encargados de revisar y evaluar evidentemente no estaban capacitados o no tuvieron escrúpulos en hacer publicar un fraude.

Los libros están dirigidos a los lectores con el fin último de llevar conocimiento, datos ciertos, fuentes confiables, citas puntuales y sobre todo aportar algo propio y posiblemente serio, algo que en el caso de El Exilio de Hitler resulta al revés. Este libro es una recopilación o más bien el hacer propio el contenido de otros libros por no decir el pensamiento o hipótesis del autor.

En síntesis, a mediados de 2010 sale a la venta el libro de Basti que por subtítulo lleva Las pruebas de la fuga del Führer a la Argentina y estas mismas tienen fuente y origen en un libro de 1995 de Gregory Douglas, Gestapo Chief, en donde el autor, cuyo nombre es uno de los muchos seudónimos que utilizó a lo largo de 30 años en que trabajó como periodista para revistas de militaria para coleccionistas o temas bélicos para el grueso del público, publicando notas sobre la Segunda Guerra Mundial, Hitler y el nazismo. Pero buscaba conseguir dinero fácil con el tráfico de documentación u objetos originales nazi, es decir, haciendo negocios con coleccionistas e historiadores interesados en su mercadería.
Su verdadero nombre era Peter Stahl, un alemán nacido en 1933 que se radicó en USA en su juventud, indudablemente muy culto, persona que dominaba la historia de su país natal como la del país de adopción y el escenario mundial antes y después del conflicto.

En 1993 se dirigió a las principales agencias de inteligencia de su país para conseguir material liberado por el Acta FOIA, la que liberó muchos documentos clasificados en los años 90, buscando información sobre Heinrich Müller, el jefe de la Gestapo. Consiguió poco o nada porque efectivamente poco o nada se sabe al respecto. Entonces escribió Gestapo Chief, unas 250 páginas de puro texto más documentos sin gran relevancia aparente.

Lo que hizo fue escribir en su libro los supuestos textos de un diálogo al mismo jefe de la Gestapo por parte de un integrante de un servicio secreto norteamericano en 1948 en Suiza, donde el jefe de la Gestapo se ofrece disponible para ser enrolado para dichos servicios colaborando y respondiendo a todo lo preguntado.
El texto de cada tema de “interrogatorio” o mejor dicho diálogo, es mitad un relato con preguntas y respuestas estilo conversación educada en una mesa de té y la otra mitad consideraciones del autor.
Los temas son de lo más variado porque involucran política interna como las relaciones internacionales de los aliados y los personajes a la vista en la época bélica, es decir que cada capítulo hace revelaciones de algo respecto a cada cual.

Entre todos los diferentes diálogos “revelación” hay uno que se titula El vuelo del lobo, Berlín 1945, 33 páginas que relatan desde la p. 184 a p. 217 y trata de la salida de Hitler del cerco de Berlín y páginas después en la 273 y las dos siguientes aporta al respecto la prueba relativa, un supuesto vuelo hacia Barcelona de un Ju 290 exhibiendo la fotocopia de un documento donde en un vuelo de Lufthansa, Hitler y todos los oficialmente dados por desaparecidos tras caer Berlín serían embarcados con destino Barcelona, España.

Este libro tuvo relativo éxito en USA porque vendió 70 mil copias, o sea un cuarto de millón de US$ de haberes por royality para el autor y de inmediato el autor puso en obra un volumen II y después un III que relataban otros interrogatorios “scoop” y relativos comentarios con documentación al 90% auténtica, como lo hiciera en su obra inicial. Para cerrar el ciclo en 1999 publica los diarios del jefe de la Gestapo que supuestamente había sido escrito por el mismo en los años en que, supuestamente, habría vivido en USA hasta fallecer de viejo.

Los temas tocados son siempre variados como ya dije, en las más de 900 páginas compresivas de texto de los 4 libros sólo habla de la posible huida de Hitler en las páginas citadas del primer libro, pero al haberse convertido en una fábrica documental relativa a los supuestos interrogatorios secretos del General Müller y la publicación de unos documentos desconocidos llamó la atención de historiadores y periodistas.

El desconocido Gregory Douglas no daba prueba alguna de lo que relataba, ni siquiera una fotocopia de las cientos de fojas citadas como diálogos/interrogatorios de los servicios secretos USA. El nombre verdadero del autor era Peter Stahl y nunca dio la cara como tampoco el apellido verdadero en aquellos años y menos aún una dirección suya ni siquiera telefónica, hasta había tomado sus datos anagráficos por la dirección donde vivía años antes, entre las calles Douglas y Gregory de un pueblo californiano. Tampoco quiso  nunca exhibir y hacer examinar las fotocopias de los documentos más llamativos como aquel relativo a una posible huida en avión de Hitler y asociados ilustres todos desaparecidos sin dejar rastros.

Quienes se ocuparon seriamente del tema en los primeros años del siglo XXI tildaron al autor de ser un gran falsario, mucho mejor del que falsificó los diarios de Hitler, porque por lo menos no escribió estupideces sino puso el dedo en las numerosas llagas y relativas  dudas sin respuesta de la historia de la Segunda Guerra Mundial.

Hay que decir también que todos estos supuestos interrogatorios y relativas conclusiones del autor, en verdad resultan un monólogo donde nunca se aportan datos ciertos, nunca hay precisiones, como lugares ciertos, fechas ciertas por no decir nombres y apellidos. Un limbo donde hay eventos conocidos, nombres re conocidos pero todo lo demás que sería una prueba, un testimonio o un testigo brilla por su ausencia.
Lo único cierto es que el autor tenía el don de guionista más que de escritor, y parece que lo hizo de verdad en California donde vivió y todo lo que escribió pudo tener una lógica, pero sin aportar pruebas.

Se ocuparon del caso el historiador Mark Weber del Institute for Historical  Review en Estados Unidos y el historiador David Irving en Gran Bretaña aportaron datos no contestados por Stahl. Nunca fueron exhibidos los 800 rollos de microfilms de los interrogatorios alardeados como fuente y menos aún fotocopias de los diarios de Müller citados por Sthal/Douglas en su último libro.

Tras editar un total de cuatro libros en 4 años y recaudar casi 1 millón de dólares Stahl/Douglas desapareció sin exhibir nada y entre el 2001 y el 2002 ambos historiadores relataron cuanto se encuentra sintetizado en sus respectivas páginas web:
http://www.fpp.co.uk/docs/Irving/RadDi/2002/100602.html
allí se puede reconstruir la historia del famoso documento relativo a la huida de Hitler en avión, éste había ya aparecido anteriormente en la revista The Military Advisor en 1990 como releva Irving con otros documentos alemanes, supuestamente originales que este señor Sthal le intentó vender en varias oportunidades y años. En ese documento resultaba que en 1990 había sido tipeado con las letras SS tal cual lo hago yo, careciendo la máquina de escribir de las letras rúnicas correspondientes en uso en la Alemania nazi, algo imposible para un documento supuestamente original, ya que las máquinas de escribir en uso para comunicaciones oficiales o militares todas tenían la correspondiente tecla con las SS rúnicas. Grande fue la sorpresa de Irving al salir a la venta el libro Gestapo Chief  que llevaba reproducido el mismo documento de 1990 pero con el tipeo correcto en runas, entonces investigó y descubrió que un par de años antes en un remate en USA  fue adjudicada una máquina de escribir en uso de las fuerzas armadas alemanas al señor Peter Stahl.
Yo considero también que en ese esos mismos años, 1993/94, ya se comercializaban las versiones 3 y 4 de CorelDRAW, que correspondían a un modesto photoshop de hoy, donde escaneando documentos auténticos nazi se podían copiar membretes, sellos, firmas e imprimirlos arriba de un texto batido con máquina de escribir militar de la época en un papel también de la época y producir magníficos falsos, por cierto éstos se podían reproducir para un libro pero nunca atreverse a exhibirlos porque sin ser un gran experto cualquier historiador con una lente 10X descubriría el engaño, ya que estas lentes utilizadas por filatélicos y numismáticos, dejan ver los píxeles de impresora en membretes, sellos y firmas reproducidas, es decir lo que se agrega al papel original y al escrito a máquina, una base perfecta para un falsificación aparentemente perfecta.
Para el 2004 el caso se consideraba, entre expertos, como algo cerrado y destinado al olvido, Stahl/Douglas no había reaparecido en la escena editorial y se había retirado con lo recaudado sin comprometerse en pleitos y sin ser obligado a presentar pruebas.

Pero en el 2005 aparece Hitler`s escape de Ron T. Hansic, un libro de apenas 125 páginas de texto, lo que este autor hizo fue no mas retomar las treintena de páginas de Stahl/Douglas, incluyendo el texto del documento citado como falso y ampliando el tema de la huida de Hitler antes de la caída de Berlín haciendo conjeturas sin aportar lógica o indicios a seguir.

En 2006 otro librito, Escape from the Bunker, más chico aún, unas 65 páginas de texto es publicado por Harry Cooper, en éste se relata una carta escrita al autor por parte de Don Angel Alcazar de Velasco, un controvertido personaje español, un nazifascista sin remedio, de joven fue un peón del espionaje en la época de la Segunda Guerra Mundial, a sueldo de varios, estuvo pasando informaciones a un bando y a otro mientras en la posguerra fue gran alardeador de sí mismo, se inventó una autobiografía irreal por no decir demencial antes de fallecer en España nonagenario.
En los primeros años 80, supuestamente, porque pruebas tampoco hay al no reproducirse el documento alguno, Don Angel relata un escape desde España de Hitler por medio de un submarino hacia la Patagonia Argentina, lástima que insiste que esto fue en 1946 y él acompañó al Führer en el U-Boot no se sabe a cual título y relata que llegaron América del Sur metiéndose con el submarino en el estuario del Río Coyle en Santa Cruz, donde esto es algo absolutamente imposible de hacer. Para redondear su cuento, de por medio estaba también Martin Bormann con el cual, en los años 50 tuvo modo de charlar de Hitler y su salud.  
Nada de lo relatado merecería ser citado ya que Don Angel era en verdad un don nadie, lo único que se puede decir es que tal vez, de cuarta mano haya tenido información en el mundillo del espionaje de un escape de Berlín de Hitler y relativa travesía hacia la Patagonia, todo lo otro honestamente hace agua por todos lados, sean fechas y lugares como personas involucradas.

Abel Basti con estos libros a la mano que resultan por la bibliografía anexa a su trabajo hizo un mosaico de 350 páginas de texto, dividido en dos partes, las primeras 175 páginas corresponde a una reconstrucción de los hechos históricos documentado como una hipótesis alternativa para interpretar los hechos conocidos en la óptica de evasión. Exactamente igual a lo que ya hizo Patrick Burnside en El Escape de Hitler editado en español en el año 2000, un libro de casi 500 páginas de las cuales más de la mitad están dedicadas a esta reconstrucción como también consta en el sitio www.hitlers-escape.com una página web de 1999 que es la guía visual y documental del libro citado de Burnside, muy detallada en los medios y lugares involucrados en la hipótesis que presenta, una minuciosa reconstrucción fundamentada con centenares de citas bibliográficas o documentales que avalan el trabajo de ese prolijo historiador.
Tras apropiarse de esta investigación y los años de consultación para encontrar datos ofreciendo un cuadro realísticos de los hechos, en la segunda parte Basti se adueña de lo escrito por Ron Hansic en Hitlers escape, como también de las páginas de Gestapo Chief de Gregory Douglas alias de Peter Stahl, incluyendo el famoso documento que sería la prueba reina, como subtitula.
También agrega los dichos de Alcazar de Velasco y lo relatado en Escape from the Bunker como condimento, Basti fantasea en propio una treinta páginas finales con una conclusión conspiratoria que tampoco es idea de él.

Su obra magna termina publicando en la contratapa la foto de un documento secreto que confirmaría la huida de Hitler hacia España por medio de un vuelo de Lufthansa. En el texto, a  p.237 anota y señala “copia del documento alemán en los archivos del autor. Véase la contratapa de este libro”, mientras que en la p.240 relata en unas líneas que este documento había llegado a la Argentina en un doble fondo de la valija del piloto nazi Werner Baumbach, quien habría llevado a Hitler hacia España, piloteando el Ju 290 involucrado en dicho vuelo, en el cual habrían viajado todos los demás citados en la lista de embarque, es decir el documento citado en la contratapa.
No cuenta cómo llegó a sus manos copia de su dicho documento y por supuesto no hace nombre, ni lugares, ni fechas, es decir no cuenta la historia de dicho documento que él presenta y que aparenta ser una carta amarillenta del todo original según la foto color de la contratapa.
Esta costumbre de no dar precisiones es típica no sólo de los falsarios sino de los que plagian, ya que éstos para defenderse a pie de página ponen citas nombrando las fuentes bibliográficas pero nunca hacen como los historiadores serios, los que citan en cursiva frases o páginas de otros citando la ubicación en la obra con la correspondiente página y edición. Por cierto Basti sólo nombra una treintena de veces los títulos de los 4 libros citados por mi parte como a sus autores, pero cosecha a mansalva lo que le sirve, y peor lo hace sin discriminar la paja del trigo. O sea que la primera mitad del libro es una cuidada reconstrucción de los hechos estilo historiador tal cual la hizo 10 años antes Burnside en El Escape de Hitler y la segunda más que una aberración es la perpetración de un falso y más aún falso dos veces como veremos, porque no sería un papel original lo que él exhibe para fundamentar su tesis.


Dije documento falso dos veces porque si sabemos que lo publicado en 1995 es una falsificación a falta de presentación de original o fotocopia para examinas con lupa, ya que hasta en una fotocopia con una lente 10X se pueden ver restos de los píxeles de una falsificación con CorelDRAW versión 4, también lo que presenta Basti es una falsificación hecha con una versión 10 pero con muy poca fantasía o mejor mucha estupidez.
Digo esto porque en la bibliografía de Basti aparece el libro Gestapo Chief y en éste, en la p. 275 aparece el documento reproducido muy nítidamente, al escanear este documento y poniéndole un fondo de papel amarillento, borrando unos sellos ajenos y las firmas de supuestos archivadores de los servicios USA, se obtendría un documento seudoauténtico para publicarlo y por eso Basti se limita a explicar el origen de éste en unas líneas sin aportar datos,  para fraguar esa hoja amarillenta, como una de las 3 copias que supuestamente existieron como lo cita Douglas/Sthal.
 El hecho probatorio que demuestra la presunción o ignorancia de Basti es que en los años 40 las copias se hacían exclusivamente en papel seda y sólo el primer papel era una carta con membrete, por ende si el documento presentado en Gestapo Chief tiene membretes hubiera sido una fotocopia del original y las 3 copias citadas como adjuntas al original hubieran sido de papel seda como se estilaba entonces y sin membretes.
El mero hecho que haya dos documentos con membretes y sellos como tachaduras y firmas del todo iguales hace imposible que uno sea la copia del otro porque era algo imposible en aquella época, donde el papel carbónico a mala pena lograba tres copias en carta seda y donde no se podía aportar tachaduras con lapicera pluma o anotaciones sin riesgo de romper o manchar el papel finísimo. Las copias de ese tipo en ese entonces eran copias de texto, sólo para archivar.
Al margen de todo esto está la prueba que lo que presenta Basti es una falsificación porque observando el documento exhibido en el encabezado izquierdo aparece en carácter alemán gótico el escrito Geheime Kommandosache, este significa “Cosa Secreta del Comando” frase correspondiente a Top Secret, la que resulta cortada horizontalmente por la mitad, como mal fotocopiada y más aún faltan las letras Geh. Poco más abajo, siempre impresa en letra gótica como membrete del nombre Heinrich Muller, falta la letra mayúscula H del principio.
Las letras faltantes de arriba y de abajo marcan y evidencian que el papel en ese punto estaba doblado en diagonal, en una oreja, y mal fotocopiado, simulando aún mejor un origen natural y no la obra de un experto falsario tal cual fue acusado Stahl/Douglas.
Entonces este detalle se repite en ambos documentos y hace que Basti no tenga excusas porque por cuanto se modificó borrando elementos y poniendo un fondo amarillento al texto en la foto de la contratapa, quien hizo la falsificación no se fijó o no pudo hacer aparecer las letras que faltan por el pliegue ni el corte horizontal del membrete. Es decir que lo que presenta Basti en el 2010 como un gran descubrimiento y relativa prueba no es más que una burda falsificación, un falso pueril comparado al falso magistral de Stahl/Douglas.
Siendo que Basti pone en su bibliografía el libro Gestapo Chief que contiene a toda página el documento en objeto, no siendo ciego, no puede defenderse de antemano relatando que un anónimo le hizo llegar copia a sus manos gracias a un encuentro casual en el doble fondo de una maleta de un piloto nazi emigrado y fallecido en la Argentina, por no decir que éste había sido el mismo piloto que llevó a Hitler y asociados a España.
La consideración final es que otro libro más que escuálido se agregó a la lista de los que anteriormente trataron ese tema de manera poco seria y más aún, ese es un libro que hasta resulta dañino a la tesis, que yo comparto, que Hitler haya sobrevivido a la caída de Berlín y que se haya fugado a la Argentina.
Pude comprobar en los 10 años que me ocupo del tema la bondad de cuanto fue hecho público desde 1999 por Patrick Burnside, indiscutiblemente el primero y a la fecha único en ofrecer una alternativa viable a la historia oficial iniciada por Hugh Trevor-Roper con Los últimos días de Hitler, la que tiene sólo indicios y ninguna documentación o prueba.
Los dos libros son hipótesis más o menos fundamentadas pero entre los dos gana por lejos la de Burnside con El Escape de Hitler, mucho más lógica y documentada.

Basti en la estela de lo publicado por Burnside, tres años después, autopublicó en 2003 una patética guía turística de los lugares nombrados por Burnside y en el 2006, siempre autopublicación, un libro estilo book fotográfico titulado Hitler en la Argentina en done profundiza a nivel local, y recalca lo relatado por Burnside con fotos y documentos en parte bajados desde su sitio www.hitlers-escape.com, apropiándose de lo que hizo público Burnside ya desde 1999 y publicado en español el año después en El Escape de Hitler.